Al contrario. Mi nombre es Rikuo, tengo 12 años y sólo quiero ser un chico normal, acudir a la escuela regularmente, y tener una vida tranquila junto a mis amigos. Pero claro, mi abuelo, el Nurahihyon (señor de los Yokais), es un pesado. Quiere que yo sea su sucesor.
Mis sirvientes también son unos pesados. Me siguen a clase que es el único momento del día donde no tengo a los otros comiéndome la oreja con lo de ser su líder, para seguir dándome el coñazo con ello mientras vigilan que no me pase nada ¡Aotabo se camufla como motero encima! Y eso que yo puedo defenderme solito, gracias a mi poder como Yokai, que siempre que me cabreo o veo a mis amigos en peligro (un par de veces en este tomo) paso de mi forma humana a Yokai. El problema es que mi sangre no es pura, sino que sólo tiene 1/4 Yokai, por lo que mi transformación dura lo equivalente al porcentaje en horas del día.
Mis amigos me caen bien. No son pesados, pero tampoco demasiado listos. Encima acaba de llegar una nueva alumna que es exorcista y sólo se me ocurre llevarla a mi casa repleta de demonios.
¡Menos mal que no se da ni cuenta!
Ale, ya me he divertido un rato.
El tomo en sí no me ha gustado del todo, y eso que es bastante denso, no se lee rápido. El problema es que todos los capítulos son demasiado parecidos entre sí, y al final tampoco me da la impresión de que la cosa fuera a cambiar mucho, aunque ya me han comentado que sí que mejora, y bastante. Bueno, sinceramente espero que sea así.
-Lo mejor; El dibujo y la ambientación.
-Lo peor; Un poco rollo. Que no desarrollen una historia a lo largo del tomo, centrándolo en pequeñas tramas sobre Yokais de tres al cuarto que intentan hacerse por el poder. Espero una historia más grande.

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